Saludos,
Pronto estaremos peleando por nuestro San José. ¿Vas a dejar que nos quiten Chepe?
ZOPILOTE en contra de los invasores.
Saludos,
Pronto estaremos peleando por nuestro San José. ¿Vas a dejar que nos quiten Chepe?
ZOPILOTE en contra de los invasores.
El momento ha llegado, es hora de que Walter Keith pague por sus crímenes. Nosotros, los Zopilotes, no dejaremos que privaticen el recurso vital. El agua de Costa Rica le pertenece a la gente, nadie puede apropiarse de algo que es inherentemente un derecho humano.
En Keith Co. creen que pueden manipular a políticos, creen que el dinero puede darles todo lo que quieren, y así salirse con la suya, pero una vez que el pueblo despierta, han firmado su sentencia. ¡Qué se larguen! ¡Zomos Zopilotes y eliminamos la carroña que pudre San José!
La seguridad de la compañía se ha encargado de echarme de mi casa, destruyeron todo el trabajo que había logrado, hasta ya se mandaron papeles para demolerla, pero olvidaron algo muy importante: los documentos incriminatorios los tengo yo.
No puedo estar escondiéndome de por vida, no soy un cobarde, mis padres me han enseñado completamente lo contrario. Es por esto que nos vamos a mostrar, vamos a abrir las alas en nombre de San José, la ciudad que pertenece a la gente. El 26 de abril es el día, el día en que W. Keith caerá por sus acciones y todo proceso de compra de terrenos se detendrá.
Su ayuda es fundamental, por el bien de la ciudad. Como lo expliqué en el vídeo, los documentos serán repartidos entre ustedes para evitar la seguridad de la compañía, pero primero tengo que saber quienes están dispuestos o dispuestas a arriesgarse para proteger lo que nos pertenece. Los mensajes privados de Facebook será nuestra herramienta para despistarlos.
Aquellos Zopilotes que desean participar en las pruebas y proteger parte de la evidencia, por favor envíenme un mensaje de Facebook diciendo “quiero participar”, tienen tiempo hasta el viernes 25 de abril a las 9:00pm. Yo les responderé con la dirección de los cuatro lugares a los que deben ir y pasar las pruebas. Durante el 26 de abril, estaré monitoreando sus avances, para así guiarlos hasta mi nueva guarida (no olviden tener a mano el sonido que nos identifica, les va a ser de mucha ayuda). Durante el trayecto, tengan cerca su celular inteligente.
Vayan en grupos, para mayor seguridad, así los agentes de Keith Co. no se acercarán a ustedes (también pueden ir solos, si poseen las habilidades). Dentro del mensaje de Facebook envíen la siguiente información: los integrantes del grupo que va a participar y un número de teléfono para posible contacto. Si van en grupos, aquella persona que me envíe el mensaje será la encargada de comunicarse conmigo durante el sábado.
Juntos lo vamos a lograr. Por fin, el esfuerzo que hemos dado tendrá sus resultados. A Keith Co. se le mostrará la salida.
Tal vez he sido muy inocente o perdí la perspectiva de las cosas. Sabía que Keith Co. estaría detrás mio, vigilándome o algo parecido, pero convertirme en una persona de interés nunca fue mi plan. Si pueden ver lo que han redactado en su página de Facebook, es evidente que las expresiones de odio van en mi contra. Todo estuvo tranquilo, exceptuando uno o dos contratiempos, pero el sábado me dejó claro que estoy jugando con mi vida. Los documentos que he estado recolectando, grabaciones de conversaciones y correos privados, ponen la mirada de W. Keith y sus secuaces sobre mi. Es claro que estoy en peligro, es por esto que el movimiento tiene que suceder pronto y necesito su ayuda.
Eran las 4:00pm, estaba en el ático de mi casa, a punto de redactar mi publicación en Facebook. Ya mi computadora habría estado dando problemas, pero en esta ocasión un “glitch” me llamó la atención, pero decidí ignorarlo pues pensé que se trataba de un problema de carga del sistema. Luego de pensar unos minutos sobre lo que escribiría, el tono del celular me distrajo.
Voz: No se le ocurra publicar hoy.
Yo: ¿Quíen habla?
Voz: Soy un amigo. No publique hoy, no es seguro.
Yo: ¿Qué es lo que pasa? ¡Solo me está metiendo miedo!
Voz: Sé cosas y una de ellas es que están vigilando su computadora. Todo lo que tiene ahí, lo tienen ellos. También le recomiendo que salga de su casa, vaya a un lugar seguro.
Yo: ¿Cómo…
En ese momento, tocaron a la puerta de mi casa. Decidí no contestar. En mi mente pasaban miles de situaciones, todas con el fatídico final: yo muerto y la ciudad bajo el nombre de Keith Co.
Esperé unos minutos para que los visitantes se fueran, bajé las escaleras y abrí la puerta. Como lo haría un paranoico, escaneé con mis ojos la calle y la entrada al barrio, al volver entrar encontré una nota pegada en la puerta: Una amenaza.
Tengo que distribuir la evidencia que puede encarcelar a Walter Keith, si la conservo todo puede estar perdido. En este momento estoy pensando una forma, un mecanismo que pueda evadir la seguridad de la compañía.
Estos últimos días he estado viviendo con distintos amigos, moviéndome, pero siempre me encuentran. No hacen nada, son dos hombres,viéndome. Parece que solo me quieren asustar, pero estoy seguro que tarde o temprano reaccionarán.
¿Se imaginan estar caminando por las calles de San José durante los años cincuenta? Es difícil, lo sé. Pero cuando veo un edificio viejo, sucio y algo destartalado, hago el esfuerzo de sentirme en épocas más sencillas. Pero seguro que al hacer ese ejercicio mental, me molesto, me hierve la sangre y en mi mente el apellido Keith se vuelve sinónimo de destrucción.
Hablando con mis padres, quiénes pudieron presenciar algunas joyitas antes de que fuesen destruidas, no puedo evitar sentir envidia. Pensar en la gente que las construyó, que pasó días incontables diseñando esos edificios, creyendo que perdurarían. Fue esa necesidad vacía de copiar otras ciudades del mundo, lo que permitió un San José tan caótico. Hector Keith se encargó de eso, en lugar de que se preservara un centro histórico en Costa Rica, decidió engañar a los políticos de la época y demolió el trabajo de los mismos costarricenses.
Ahora, las fotos en sepia o blanco y negro, son las que nos permite acercarnos a lo que era nuestra ciudad antes. Estos lugares, estos espacios son los que nos dan identidad, pero lo olvidamos por completo, sentimos que no son nuestra responsabilidad.
Walter Keith no se detendrá si no nos hacemos responsables.
Estoy seguro que cada uno de ustedes sienten algo por al menos un edificio, un parque, una calle, un bar, un restaurante de San José. ¿Qué sentirían si ese lugar fuese demolido sin previo aviso? ¿Qué sentirían si un parqueo más aparece dónde alguna vez hubo un parque? ¿Les dolería no poder mostrarles a sus hijos, aquel lugar más que en fotos?
Siempre me pregunto qué hubiera pasado si a Hector Keith lo hubiesen echado a tiempo. Estoy seguro que los costarricenses realmente disfrutarían San José… pero con lo que nos queda, si sentimos esa conexión, lo disfrutaríamos en el presente.
Muchos han vendido ya sus tierras en Barrio Amón. Si tienen familiares ahí o conocen a alguien de la zona, por favor, convenzanlos de no vender…
Sabía que la seguridad privada de Keith Co. estaba detrás mio, pero luego de lo que pasó ayer, comienzo a temer por mi vida. He intentado contactar al informante anónimo, pero no me responde el teléfono. Estoy en constante movilización para que no logren dar conmigo.
Nos vimos, le mostré el sonido con mi celular y el informante comenzó a relatar como consiguió el documento. Hace una semana, algunos funcionarios de Keith Co. pidieron permiso para ingresar en el Archivo Nacional y la Biblioteca Nacional, los encargados de ambas instituciones los dejaron solos y a puertas cerradas. Estaban destrozando documentos importantes de décadas atrás, buscaban todo lo relativo al apellido Keith. El informante logró rescatar un archivo de mediados de los cincuentas.
Claramente no quieren que se les ligue a actividades pasadas, pero sigo sin entender la razón.
La conversación iba bien, tranquila. Caminamos por las aceras de la Zona Dominicana (tenía la idea de que los agentes de Keith no se acercarían a ese lugar), hasta que un carro 4×4 nos comenzó a seguir. Corrimos para dejarlos atrás, pero al doblar la esquina uno de los agentes, con su macana, golpearon en la cara al informante. Me intentaron agarrar, pero pude soltarme, corrí a más no poder y me escondí en uno de los moteles que hay en la zona. Lo que más temo es encontrar una esquela en el obituario, con el nombre del informante anónimo.
Si esto sucede, es el momento en el que nos daremos cuenta que San José está menos en nuestras manos y más en las manos de Walter Keith.
Por esto, necesito su ayuda para resolver este documento, estos tres párrafos contienen información significativa para mi investigación y para que ustedes puedan comprender que pretende Walter Keith en Costa Rica.
Al resolverlo, por favor envíenme sus respuestas por medio de un mensaje privado en el Facebook, es el medio más seguro.
¡Esta es la oportunidad para que ustedes demuestren que son Zopilotes! Los tres primeros carroñeros que resuelvan este criptograma, podrán identificarse como tales, podrán sentir el orgullo de vestir el símbolo que lucha por San José, por nuestra ciudad.
¡El Zopilote, siempre vigilante!
A continuación muestro los tres posibles sonidos que nos pueden identificar como Zopilotes. Son tres sonidos que se pueden encontrar en San José, son urbanos, son nuestros. Elijan uno de ellos por medio de likes o escribiendo un comentario.
2. Acordeón de músico callejero.
Gracias a su ayuda podré comunicarme con el informante clave y así poder conseguir la información que tanto estamos esperando.
Por Costa Rica, por San José, todos y todas somos Zopilotes.
Cada vez que entro a mi cuarto y veo las paredes llenas de papeles, mapas e hilos conectando cada elemento, siento que avanzo para lograr mi objetivo. Pero a veces las palabras escritas quedan cortas, pueden ser tachadas o manipuladas. Sí, he encontrado evidencia de que Keith Co. ha pagado sobornos para poder conseguir permisos, para desviar la mirada del Ministerio de Ambiente y Energía, para ganar adeptos dentro de la Asamblea Legislativa. Las cuentas bancarias son largas y el análisis intenso. Una nueva ley se está discutiendo dentro del congreso, la cual busca darle a Keith Co. potestad para expropiar terrenos en el centro de San José.
Evidencias, evidencias y evidencias. Pero siempre escritas, siempre frágiles. Y podría llevar el caso a distintas estancias del Poder Judicial, pero no estoy seguro hasta que punto habrá llegado la mano llena de dinero de Keith Co.
Lo que necesito es palabra hablada, de alguien que tenga legitimidad. Estoy seguro que dentro de Keith Co. hay alguien que sabe lo mal que actúa la compañía. Existen personas inteligentes cuyo ideal mueve más que un fajo de dinero. A veces las transnacionales creen que el dinero puede comprar mentes, pero no es tan cierto.
Esto lo digo porque mi investigación ha cambiado de rumbo. Una noche, mientras recordaba los paseos con mis padres en la Sabana, sonó mi teléfono privado. Una voz, alterada por un pañuelo en el auricular, me habló.
-Voz: Vi su vídeo, no se rinda. Aunque no lo crea, dentro de la compañía hablan mucho de usted.
-Zopilote: ¿Quién es? ¿Qué quiere?
-Voz: Soy un colaborador, creo que tengo información que le puede ayudar.
-Zopilote: ¿Cómo puedo confiar en usted?
-Voz: Solo confiando. Tope con información importante…
La llamada se corto, llamé al teléfono que habría sido registrado en el identificador de llamadas, pero ya no estaba listado. Ayer, justo después de subir mi vídeo, recibí un mensaje; un recorte de papel deslizado por debajo de mi puerta. El miércoles será importante para el avance de mi investigación.
Cada vez que camino por las calles de San José, es fácil presenciar ese aire de apuro, de constante movimiento. Estoy seguro que muchas personas han olvidado detenerse por un momento, tomar un respiro y ver, simplemente ver. Esta ciudad, aunque sea pequeña, de edificios bajos y calles angostas, tiene un número incalculable de detalles, de pequeñas cosas que damos completamente por sentado. San José está llena, vemos las personas, los carros, el hermoso caos que algún orden llega a generar, pero esto es solo una fachada, una idea que llegamos a creernos. ¿Han visto a San José durante la noche? El suave viento nocturno y el anaranjado de las lámparas son las pocas cosas que han acompañado a este Zopilote. La vida se ha movido, mientras nuestra ciudad pierde fragmentos de su existencia. Sentimos que entramos en un cascarón durante doce horas y luego damos media vuelta y lo dejamos tal como estaba, desocupado.
¿Cómo van a cuidar las personas algo, si sienten que ese “algo” no les pertenece? Esa es la pregunta que impulsa mi lucha. Ya hemos dado la espalda a gran parte de la historia que alberga nuestra ciudad, eso me genera mucha incomodidad y como mis padres, lucharé en contra de ese letargo, ese casi cansancio. Seguramente he caminado las avenidas de San José muchas veces, pero sus olores, sus colores, sus edificios antiguos y nuevos, sus peatones y conductores, sus buses, todo ese conjunto de diferentes cosas las he llegado a apreciar y por lo tanto no las deseo ver desaparecer a partir inescrupulosos que buscan el beneficio propio. Creo que San José puede cambiar, pero solamente si las personas que hacemos nuestras vidas aquí ven más allá y se dan cuenta que esta ciudad no está perdida.
Soy un Zopilote que no desea ver su ciudad podrirse por la carroña. Mi alcance puede ser limitado, pero sé que ustedes que leen esto podrían estar de acuerdo conmigo, y con eso basta para ayudarme a mantener en nuestras manos la capital de todos y todas. Cualquiera que disfruta de los parques, de la avenida, de los espacios llenos y los espacios vacíos, es un zopilote que sobrevuela; que entiende el valor de aquello que ven, huelen y sienten. San José genera experiencias, de todo tipo, y eso es lo que nos une a esta ciudad.
Esta es mi motivación para luchar contra esta compañía. Costa Rica ya ha sufrido por las manos de los Keith… esto no volverá a pasar.